Entrevista a la bailaora granadina Eva Yerbabuena
-Su último espectáculo 'Lluvia' es muy especial, ¿Qué lo hace diferente de los demás?
-Lo que encierra en sí, un homenaje a la melancolía, al desamor, a la incomunicación. Entre todas las coreografías hay una dedicada a los niños no oyentes... Y todo ello expresado a través del flamenco. Es en cierto modo diferente a los demás, pero tan especial como todos.
-¿Cómo fue el contacto con estos pequeños?
-Fue increíblemente maravilloso. Muy enriquecedor. Vas con cierta inquietud y nerviosismo porque no sabes qué te vas a encontrar y te encuentras a uno niños maravillosos que son muy felices que te reciben cantando. Comprendes que hay algunos que no echan nada de menos porque han nacido sin eso, otros lo han tenido y lo han perdido...todos han sido una lección para mí.
-¿Cómo surge Lluvia un espectáculo con toda esas dosis de sentimientos?
-Surge a raíz de reflexiones sobre la inquietud y el miedo que se le tiene a la soledad, la melancolía y lo que nos cuesta afrontar todos esos sentimientos.
-Se inicia desde muy pequeña en este mundo. ¿De dónde sale esa vena flamenca?
-Surgió a partir de la muerte de una hermana de mi madre que ha sido para mí como una hermana mayor y murió muy joven, a los veinte años. Ella tenía ese deseo de que yo aprendiera a bailar, no me preguntes por qué; de tal modo que cuando murió mi madre y mi abuela por cumplir ese deseo me llevaron a una escuela donde comencé a aprender a bailar las sevillanas y Maruja Limón. Fue a raíz de ahí cuando descubrí un mundo maravilloso, me acerque al flamenco y decidí que quería aprender mucho más, y aquí esto. Es increíble pero ella estaba en lo cierto, tenía muy claro que el baile era algo que me iba a ayudar muchísimo.
-¿Cómo se desarrolla toda esa formación?
-Fui a recibir clases en Granada, después casi inconscientemente comienzas a trabajar poco a poco hasta que llega un momento en que cuando te quieres dar cuenta estás trabajando profesionalmente en un mundo que te encanta y al que tienes un amor incondicional. Las inquietudes te empiezan a invadir y a raíz de ahí surgen muchas vivencias.
-Comenta que cuando se da cuenta está profesionalmente inmersa, pero lo cierto es que no es sencillo lograr un reconocimiento en el mundo del flamenco...
-No es fácil. Pero aunque resulta curiosos, lo cierto es que cuando comienzas no te pones una meta de querer ser artista o llegar a algo. Al menos no en mi caso, a mí bailar me gustaba y lo tenía muy claro. Me sentía realizada, me ayudaba a sentirme bien en muchos aspectos y es algo donde no dejas de aprender, es lo bueno que tiene.
-No hay cabida para nombrar todos los premios que ha recibido pero entre ellos se encuentra el Nacional de la Danza en el año 2000, ¿cómo han afectado a su carrera y cuál fue el más especial?
-Especiales lo son todos, sinceramente, y todos han afectado a mi carrera. Cualquier tipo de reconocimiento es muy eficaz para un artista. Te sirve de apoyo pues te permite darte cuenta de que hay gente que sigue tu carrera, tu trayectoria y que reconocen tu labor de alguna manera de tal forma que es un aliento para la persona y para la artista.
-Por qué ver lluvia...
Tienen que venir a verlo porque van a disfrutar de una música maravillosa, de una cante impresionante, y de baile. Es un espectáculo que no deja indiferente a nadie así que no deben perdérselo.
-Mucho trabajo en estos meses...
-Estamos en Granada, donde estrenamos un espectáculo el día 12 de julio, 'Federico según Lorca', y aquí seguimos a falta de dos funciones para terminar. Hemos estado cerca de 34 días y muy contentos. Después de la cita en Albacete parto para Londres... muchos proyectos y trabajos. Hasta que no vuelva de Londres no descansaré; trato de digerir todo lo que está pasando pero no podré hacer análisis ni reflexionar sobre ello hasta que esté descansando. Me siento muy contenta.









